HISTORIA

La palabra “pazo” viene de pallatium y sirve para designar en Galicia la casa señorial edificada con frecuencia en el campo. Su origen se remonta a los castillos y fortalezas medievales que eran propietarios de nobles o de la iglesia.

En nuestro caso, tenemos que remontarnos al año 1435 para trazar la historia del paraje donde se asienta el Pazo da Trave. En ese año se reúnen en el paraje conocido como el Paso dos Cabaleiros, el obispo de Mondoñedo, el deán catedralicio y dos procuradores para discutir el litigio que mantenían nobleza e iglesia sobre la parroquia de Galdo y los foros de renta. Después de varias disputas y litigios Galdo pierde su estatuto de concejo y pasa a pertenecer al de Viveiro.


En ese mismo año, el obispado de Mondoñedo cede el coto de Galdo a don Alonso Pérez de Viveiro por 5.000 maravedíes. Un buen puñado de años más tarde, la propiedad recae en el merino del coto, el vizconde de Altamira, don Juan de Pita Pumariño, quien lo deja en herencia a su hijo, Fernando Pumariño, regidor de Viveiro y casado con Catalina de Miranda, hermana del arzobispo de Sevilla y fundador de la Universidad de Oviedo, Fernando de Valdés y Salas, matrimonio que viene a poner de manifiesto la íntima relación, y no sólo geográfica, entre Asturias y Galicia.


A continuación toma la heredad la hija, María de las Alas Pumariño, casada con el corregidor de A Coruña, y fundadora del Convento de las Concepcionistas de Viveiro.

La propiedad prosigue su andadura de herencias y legados, hasta llegar a manos del señor de Galdo, Juan Gabriel da Ponte, a mediados del siglo XIX.


En la actualidad, el Pazo ha sido rehabilitado con técnicas tradicionales de la región y decorado con bellos murales de cerámica y vidrieras. Un lugar acogedor, que ofrece tranquilidad, comodidad y un servicio excelente, ideal para tomar algo, cenar, alojarse y celebrar eventos en sus espléndidas instalaciones.


Un pequeño paraíso, donde disfrutar de cualquier ocasión.